La microinyección intracitoplasmática de espermatozoides consiste en la introducción en el citoplasma del óvulo, mediante una microaguja de cristal, de un espermatozoide morfológicamente seleccionado luego de una centrifugación separando los móviles de los inmóviles.
La técnica está indicada:
- En los casos de factor masculino (defectos seminales simples o combinados) que comprende las oligoastenoteratozoospermias severas, las criptozoospermias, las azoospermias de origen obstructivo no tratables y secretor y los eyaculados con espermatozoides completamente inmóviles (astenozoospermias totales y necrozoospermias).
- También en los casos de muestras de semen valiosas (muestras criopreservadas de varones vasectomizados, tratados por radioterapia o quimioterapia).
- Cuando se obtiene una concentración final baja de espermatozoides móviles, en ciclos de FIV previos con baja tasa de fecundación o cuando los espermatozoides proceden del testículo.
En la técnica estándar ICSI, generalmente se visualiza a los espermatozoides en un microscopio que aumenta el tamaño de los mismos unas 400 veces, lo que permite diferenciar fácilmente aquellos de apariencia normal, de los que presentan alteraciones evidentes en su cabeza, pieza intermedia o cola.
Con el Súper-ICSI o IMSI (Inyección Intracitoplasmática de Espermatozoides Morfológicamente seleccionados), combinando un sistema óptico denominado de "contraste de fase interferencial", objetivos de mayor poder y amplificación electrónica de imágenes, se pueden observar y seleccionar espermatozoides para ICSI a más de 6000 aumentos, pudiendo observar defectos más sutiles.
Un estudio comparativo en 62 parejas concluyeron que las tasas de embarazo, si los espermatozoides se seleccionaban Súper-ICSI, ascendían al 66% contra el 30% en el ICSI convencional. La IMSI, aún no muy difundida, podría lograr que esta posibilidad fuera aún más concreta, sobre todo para aquellas parejas con numerosos procedimientos fallidos en su haber.
El uso de espermatozoides de buena morfología, sobretodo en casos de alteraciones espermáticas asociadas a un alto índice de fragmentación del ADN, conlleva a un éxito mayor de embarazos. Esto sucede sobre todo cuando se tienen precedentes de ICSI con fertilización fallida o implante malogrado, cuando existe una teratozooespermia grave, elevada fragmentación del ADN o en casos de infertilidad idiopática.
Es importante recordar, que tal índice puede ser alterado también por factores tales como la abstinencia sexual, el abuso del tabaco, la presencia de glóbulos blancos en el líquido seminal, fiebre, infecciones, rayos X o UV, y también por algunas medicinas y/o sustancias tóxicas ambientales. Algunos médicos prescriben con éxito, en casos de índice de fragmentación alterado, vitamina C y E, aprovechando el efecto antioxidante que puede disminuir la formación de radicales libres y así la fragmentación.